El berazateguense, uno de los deportistas más queridos y respetados de la historia argentina, falleció, este martes, a los 94 años.
Roberto De Vicenzo nació el 14 de abril de 1923 en cercanías de la actual Estación Chilavert, partido de General San Martín. A los 8 años se inició como caddie en el Club Deportivo Mitre de Villa Ballester, cercano a su casa. Junto a sus hermanos mayores -8 en total- ésa era una forma de aportar dinero a un humilde hogar que solo contaba con el sostén económico de su padre, pintor de brocha. Cargando bastones y juntando pelotitas, nació el amor de Roberto por el Golf, un amor incondicional que lo empujó a convertirse en uno de los mejores deportistas de todos los tiempos.
En 1933 jugó su primer torneo de caddies en el mismo club donde trabajaba. Con 15 años recién cumplidos, en 1938 debutó como profesional, participando de los primeros 36 hoyos del Abierto de la República Argentina en Ituzaingó. En 1942 se daría un hecho trascendental para la vida profesional y personal de De Vicenzo: como asistente de Armando Rossi, llegó al Ranelagh Golf Club de Berazategui, en donde conoció a su esposa e inició su carrera ascendente como golfista. De allí no se fue más: hasta sus últimos días residió en este distrito del sur del conurbano bonaerense, del que, según sus propias palabras, era “un hijo pródigo”.
Roberto De Vicenzo ganó 230 torneos alrededor del mundo, incluidos cuatro torneos del PGA Tour y el Abierto Británico. Se pueden mencionar sus grandes actuaciones en el Senior PGA Tour, donde conquistó tres veces el Liberty Mutual Legends of Golf, y el primer U.S. Senior Open en 1980. Además, triunfó en el PGA Seniors Championship de 1974, y representó al país 17 veces en la Copa Canadá y en la Copa Mundial de Golf, llevando a la Argentina a la victoria en 1953.
También recibió una cantidad innumerable de honores, trofeos y reconocimientos. Entre ellos se destacan el Premio Olimpia de Oro en 1967 y 1970; o el Premio Konex de Platino como el mejor golfista de la historia de la Argentina, otorgado por la Fundación Konex, en 1980. En el año 1999 fue considerado como uno de los cinco más grandes deportistas argentinos del siglo XX (junto a Juan Manuel Fangio, Diego Maradona, Carlos Monzón y Guillermo Vilas) por el Círculo de Periodistas Deportivos Argentinos. Y desde 1989 forma parte del Salón de la Fama del Golf Mundial.
Berazategui, la ciudad que lo acogió en la década de 1940, lo recordará eternamente en cada uno de los reconocimientos que le brindó en vida. Existen varios espacios en el Distrito que llevan su nombre, como el Museo del Golf y la cancha del Ranelagh Golf Club, además del Centro de Actividades Deportivas, Culturales y Recreativas. Como si fuera poco, también fue declarado ciudadano ilustre de la ciudad en 1998.
Roberto De Vicenzo fue un grande y no sólo por sus logros profesionales, porque la grandeza de un deportista no se construye solamente levantando trofeos, sino también por los valores que éste encarna. En eso, De Vicenzo fue más campeón que nadie; sus altos principios construyeron un legado humano que es inspiración para toda la sociedad.
Sin ir más lejos, hay una famosa anécdota del mundo del golf que refleja la manera en que vivió. En el Masters de Augusta de 1968, resignó la posibilidad de un desempate por el primer puesto al comprobarse que su compañero de línea, Tommy Aaron, anotó un golpe de más, lo que lo relegaba al segundo lugar. De Vicenzo, quien firmó y presentó la tarjeta, advertido del error en su anotación, no culpó ni a Aaron ni al comité, que se limitó a aplicar las reglas. Sólo esbozo una frase que quedó para la historia: “Que tonto soy”.
Murió Roberto De Vicenzo
Reviewed by Quilmes Hoy
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11:09:00 p.m.
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